Proyección de «Lez-ama. Vivir filmando». Sábado 05/11/2022. 6pm

Sesión nº 74. Año X

Lez-Ama, Vivir Filmando

Lezama era un gran gestor cultural, productor, consejero departamental, cinematógrafo, actor, director y maestro. Su muerte unió a la industria en torno a una reflexión sobre qué es el cine, porqué hacerlo y la diferencia entre narrar en las ciudades y las periferias en un país donde cada tres días es asesinado un líder social. Más que un debate sobre un crimen, Lez-Ama. Vivir Filmando, es un emotivo documental que celebra la vida de un hombre que sintió en el cine un motor para la transformación social. Es un homenaje al artista, al amigo, al hijo, al padre… y a todos los Mauricios Lezama que trabajan “anónimamente” desde el cine popular, empeñados en#vivirFilmando.

Mauricio Lezama Rengifo

Cali 1974 – La Esmeralda, Arauca 2019

Lo que Mauricio Lezama hacía en torno al cine, casi nadie lo supo hasta que lo mataron. Mauricio era de esos hombres tercos que en las regiones más apartadas de Colombia piensan el cine como una manera de memoria, de resistencia tal vez, de decir aquí estamos, existimos, estas son nuestras historias. Mauricio respiraba cine, por eso su pasión era la docencia comunitaria, acercar las cámaras y la narrativa a niños y jóvenes de cuanto rincón se cruzaba en su camino. Por eso se inventó el Festival de Cine de Arauca y proyectaba películas en el puente que separa y une a Colombia y Venezuela. Por eso fue Consejero Departamental de Cine. Por eso escribía guiones propios. Por eso producía ajenos. ¿Por eso lo mataron? Mauricio Lezama fue y es también el hijo, el hermano, el padre… El hombre de la eterna sonrisa que jugaba con su apellido para decirnos que el cine Lez-Ama… El loco, el terco, el krishna, el soñador, el hacedor de sueños ajenos… Ese que siempre se despedía deseándonos: #FelicesRollos.

Proyecto Transmedia

Crónica de la proyección de «Tote» al aire libre

Amenazaba lluvia mientras íbamos a montar la sesión de «Tote» en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Ya estábamos buscando alternativas de proyección en el interior cuando una persona de la FUGA salió a la calle, miró el cielo y dijo: «no va a llover, montemos todo». Y así el eficaz equipo de la FUGA sacó la pantalla inflable, su carpa, proyector y equipo de sonido y en no más de 15 minutos ya estaba todo preparado.

Maravilla de público ambulante. Un señor se acerca y pregunta que se va a proyectar. Le explicamos que un documental mexicano y nos cuenta que su hija vive en México y que le interesa. Llama a los miembros de su familia que estaban de paseo por la Candelaria (5 miembros) y se quedan a la proyección instalados en sus pufs,

Tras la proyección nos acompañó Pacho Restrepo Tzarinsuba, Secretario del Cabildo Mayor Muisca de Oriente. Y con él hablamos de la importancia de los referentes indígenas para todos los colombianos y nos acercamos a algunos de los elementos que nos compartió como palabras de la lengua Muisca o el poporo y la mochila que cargaba. Desde el público, una mujer indígena de Nariño nos participó de cuanto le había impresionado la película. Otros transeuntes que no habían visto la película pero que también eran indígenas (en este caso del Amazonas) también detuvieron su camino y se integraron al círculo de la palabra.

Se repartió aguapanela caliente y crispetas entre el público lo que permitió sobrellevar el frío bogotano de una tarde lluviosa

No llovió y acabamos los miembros del cineclub y algunos amigos en una tiendita de la calle 10 a tomar unas polas y a seguir la conversación. Toda una gran sesión cineclubista.

La sesión se realizó gracias a la Muestra Internacional Documental de Bogotá que cedió la película para la ocasión. Aprovechamos para recordarles que este evento, el más importante del país en cuanto a cine documental tendrá lugar del 25 a 30 de octubre en diversos espacios del Centro de Bogotá.

Tertulia de cine. «El segundo entierro de Alejandrino». 28/09/2022. 5,30pm. A seis manos – Bogotá

Sesión 73 – Año X

Los Emberá constituyen uno de los pueblos indígenas más numerosos de Colombia. Orgullosos guardianes de su tradición, su lengua y su territorio, decidieron abrir sus vidas a Raúl Soto y su equipo de grabación para documentar un problema que los está poniendo en jaque. El chamán y líder comunitario Alejandrino murió cuatro años atrás pero recientemente le pidió en sueños a su esposa que quería ser enterrado nuevamente en su pueblo. Cumpliendo este deseo póstumo, Alejandrino es desenterrado para comprobarse, ante el estupor y el temor de la comunidad, que su cuerpo se conserva momificado intacto. La delgada línea que separa la vida y la muerte y el equilibrio entre las dos dimensiones puede verse afectado por este singular suceso, más aún teniendo en cuenta que en la tradición Emberá los chamanes son quienes guían la vida espiritual. La película respira respeto y se asemeja a un cálido abrazo merced al acercamiento íntimo que logra en el seguimiento del día a día, la toma de decisiones y los rituales en torno al cuerpo y la memoria de Alejandrino. Todo esfuerzo es pertinente con tal de poder llevar a cabo su segundo entierro.