Este pasado sábado 9 de marzo conmemoramos el Día de la mujer trabajadora con la proyección de la película «La casa de mamá Icha» más conversatorio posterior con su director Oscar Molina. Gracias al formidable equipo técnico de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño se realizó el montaje en el espacio público como estaba previsto. Pero nada más dar inicio a la presentación la borrasca bogotana hizo su aparición, primero como lluvia espantabobos. El público no se amilanaba y con paraguas y chubasqueros hicieron frente (sin moverse) a los 10 primeros minutos de película. Mientras el equipo del cineclub repartía aguapanela y crispetas la lluvia arreciaba y tocó armar el plan B y entrar al muelle de La Fuga. De nuevo el equipo técnico reaccionó de forma instantánea y a los pocos minutos, ya instalados, se reanudaba la proyección. Hay que decir que nos dio miedo de perder público en el transvase al interior pero nadie se fue, tantas ganas había de conocer la vida de Mamá Icha.
El conversatorio tras la proyección inició con una propuesta de Oscar. Que cada persona dijera una sola palabra que la película le hubiera sugerido. Salieron algunas como arraigo, pero también desarraigo, amor pero también desamor, familia, vejez, hasta malparido se escuchó entre los asistentes. El debate fue muy intenso. Se consideró el rol no de víctima, sino de heroína de Mamá Icha. Se habló de cómo la película trata la realidad de tantas abuelas que migran por cuidar a los nietos y también se reflexionó sobre el rol de la casa, tanto físico como metafórico.
Como es habitual, las conversaciones siguieron en una panadería y en una tiendita hasta altas horas. El cine nos convocó y al cine asistimos. Nosotros somos el público.